Las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que se celebran cada cuatro años, no solo representan una decisión trascendental para sus ciudadanos, sino que también generan impacto global. En este artículo, te explicamos el complejo sistema electoral estadounidense y cómo los candidatos llegan hasta el día de la elección.
Un proceso largo y riguroso de selección de candidatos
El camino hacia la presidencia en Estados Unidos no es fácil ni rápido. El proceso electoral comienza casi dos años antes del día de la votación, y la competencia para definir a los candidatos principales de cada partido se inicia en la primavera del año previo a las elecciones. A partir de ese momento, las figuras políticas que buscan la presidencia deben registrar su candidatura ante la Comisión Federal Electoral (FEC, por sus siglas en inglés) y cumplir con ciertos requisitos constitucionales:
- Nacer en Estados Unidos.
- Tener al menos 35 años.
- Haber residido en el país durante 14 años.
Estos requisitos constituyen solo la primera fase de un proceso más amplio y complejo.
Elecciones primarias y caucus: un filtro esencial
Las elecciones primarias y los caucus son dos métodos principales utilizados por los partidos políticos para seleccionar a sus candidatos. Este proceso tiene lugar entre el verano del año previo y la primavera del año electoral.
- Primarias: A través de un sistema de voto secreto y anónimo, los ciudadanos votan por sus candidatos preferidos. Los resultados de estas elecciones ayudan a asignar delegados a los candidatos, de acuerdo con el sistema de cada estado y las reglas partidarias.
- Caucus: En estos eventos, realizados a nivel de condado o distrito, los votantes se reúnen para discutir y seleccionar a sus candidatos, formando grupos de apoyo. Al finalizar, el número de delegados obtenidos por cada candidato se determina con base en la cantidad de personas en cada grupo.
La importancia de los delegados en el proceso electoral
En el sistema estadounidense, los delegados juegan un papel crucial en la selección del candidato presidencial de cada partido. Los delegados son generalmente miembros del partido o líderes locales que apoyan a los candidatos, y su número varía según el estado. Además, los partidos también cuentan con «superdelegados», quienes tienen la libertad de apoyar al candidato de su preferencia.
Finalizadas las elecciones primarias y los caucus, los delegados asisten a las convenciones nacionales de sus partidos, realizadas entre julio y septiembre del año electoral. En estas convenciones, el candidato con mayor número de delegados es formalmente designado como el abanderado del partido. Si ningún candidato logra la mayoría de los delegados, se celebran votaciones adicionales hasta definir al ganador.
Convenciones nacionales: el paso final para la designación de los candidatos
Las convenciones nacionales son un hito en el proceso electoral estadounidense, donde los delegados y superdelegados formalizan su respaldo al candidato de su partido. En caso de que ningún aspirante obtenga la mayoría, la convención se convierte en una convención «disputada», y se llevan a cabo varias rondas de votación hasta que un candidato logra la mayoría.
El candidato nominado también selecciona en esta etapa a su compañero de fórmula, quien competirá junto a él por la vicepresidencia. Con los candidatos definidos, los nombres de ambos se integran en la boleta para las elecciones generales.
Los debates presidenciales: momentos cruciales de la campaña
Los debates entre los candidatos presidenciales constituyen uno de los eventos más esperados del ciclo electoral. A través de estos encuentros, los aspirantes exponen sus propuestas y tratan de persuadir al electorado, especialmente a los votantes indecisos. En los últimos años, los debates han desempeñado un papel decisivo en la opinión pública y en el apoyo que los candidatos reciben de sus respectivos partidos.
Un ejemplo reciente ocurrió cuando el presidente Joe Biden enfrentó en un debate a su entonces rival republicano, lo que generó un giro en la percepción de los votantes y sus aliados. Esto llevó incluso a que Biden respaldara la candidatura de su vicepresidenta, Kamala Harris, en lugar de la suya.
El día de la votación: una jornada decisiva para millones de estadounidenses
El día de la votación general, los ciudadanos acuden a las urnas para seleccionar al próximo presidente, en un proceso que ofrece varias modalidades de participación: votación en persona, voto en ausencia, voto por correo y voto anticipado. Esta flexibilidad permite una mayor participación, aunque el mecanismo final de elección del presidente se realiza a través del Colegio Electoral.
Los ciudadanos pueden:
- Votar por cualquier candidato, sin importar si participaron o no en las elecciones primarias de su estado.
- Elegir a candidatos sin restricción de partido, aun si previamente se registraron en uno específico.
El Colegio Electoral: la institución que define al presidente
A diferencia de muchos sistemas democráticos, en EE. UU. el presidente no se elige directamente por voto popular. En su lugar, el Colegio Electoral es el que decide el resultado final. Este sistema fue establecido por la Constitución de EE. UU. para equilibrar el voto popular con una representación equitativa de los estados.
Cada estado tiene un número determinado de electores, que equivale a la suma de sus senadores y representantes en el Congreso. En total, el Colegio Electoral cuenta con 538 electores, incluidos los tres del Distrito de Columbia. Para ganar, un candidato debe obtener al menos 270 votos electorales.
En 48 de los 50 estados, el candidato que obtiene la mayoría del voto popular en el estado se lleva todos los votos electorales de ese estado. Maine y Nebraska, sin embargo, emplean un sistema de distribución proporcional.
Escenarios de disonancia entre el voto popular y el Colegio Electoral
Existen situaciones en las que un candidato puede ganar el voto popular a nivel nacional, pero perder en el Colegio Electoral, lo que le impide asumir la presidencia. Esto ha sucedido en varias ocasiones, como en el año 2000, cuando George W. Bush fue elegido presidente a pesar de que Albert Gore Jr. recibió más votos populares. De manera similar, en 2016, Donald Trump superó a Hillary Clinton en el Colegio Electoral, aunque ella obtuvo más votos ciudadanos.
Si ninguno de los candidatos alcanza la mayoría en el Colegio Electoral, el proceso pasa a la Cámara de Representantes, que elige al presidente entre los tres candidatos con mayor número de votos de electores. Por su parte, el Senado selecciona al vicepresidente entre los dos candidatos más votados para ese cargo.
Una elección de gran relevancia para el mundo
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos tienen un impacto que va más allá de sus fronteras. Este complejo sistema electoral, con sus múltiples etapas y actores, define a la figura que liderará a una de las naciones más influyentes del mundo. Con el día de votación a solo unas horas, el mundo observa de cerca el resultado que determinará el rumbo de la política global para los próximos cuatro años.
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